India está emergiendo como una de las próximas superpotencias que disputarán el liderazgo global. Se perfila como una de las economías y la democracia más grande del mundo, lo que la convierte en una nación muy apropiada para ejercer como nexo entre el occidente y el oriente.
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India está emergiendo como una de las próximas superpotencias que disputarán el liderazgo global. Se perfila como una de las economías y la democracia más grande del mundo, lo que la convierte en una nación muy apropiada para ejercer como nexo entre el occidente y el oriente.
India, con más de mil millones de habitantes, es el segundo país más poblado del mundo. Entre sus riquezas geográficas se cuentan 3.500 millas de línea costera, cordones montañosos que incluyen partes del Himalaya, una gran cantidad de culturas diversas, más de 30 lenguas (22 de ellas son oficiales), 2000 dialectos y una gran población que usa el inglés. A esto hay que sumar que su civilización tiene una historia mucho más antigua que la de occidente. Es también, la democracia más grande del mundo y el lugar de nacimiento del budismo.
En las décadas posteriores a la independencia del colonialismo inglés, India siguió el camino del socialismo. En 1991, tras la caída de la Unión Soviética y los países socialistas de Europa del Este, el gobierno comenzó una serie de reformas económicas propuestas por el ex primer ministro Rajiv Gandhi (1984-1989), asesinado ese mismo año. Estas reformas implicaron la caída de las barreras a la inversión extranjera y al empresariado. Como resultado se experimentó un rápido crecimiento, en el que se generaron centros de producción tecnológica que hoy marcan la pauta del desarrollo indio. Sin embargo, los beneficios de estos centros de la tecnología y el desarrollo indio en general tienen aún un largo camino para superar el desafío de la superación de la extrema pobreza, que alcanza a un 25% de la población.
Proyecciones económicas
India está ajustándose a la economía de libre mercado. Esta liberación económica en proceso, que implica la reducción de control sobre el intercambio comercial y la inversión extranjera, comenzó en la década del 90 y ha generado un crecimiento anual promedio de 7% a partir de 1997. La diversidad de su economía engloba desde la agricultura tradicional hasta la moderna, gran variedad de artesanía y un ancho registro de industrias y servicios. Este último rubro constituye la principal fuerza de su desarrollo y le otorga ciertas ventajas sobre las economías basadas en la exportación. Esta característica de su economía está entre las mismas razones que le permitieron recuperarse rápidamente de la última crisis.
Uno de sus grandes capitales es la gran cantidad de población angloparlante con que cuenta. Esto le ha permitido desarrollar una fuente de recursos inmensa para la investigación y de trabajadores en la industria del software. Entre 1995 y el 2000 la industria de servicios de Tecnología de la Información (IT por sus siglas en inglés) registró un crecimiento de un 42% anual.
Un informe de Goldman Sachs reveló el 2005 que si India seguía creciendo a un ritmo sostenido, para el 2015 superaría a Italia, en el 2020 a Francia, en el 2025 a Alemania y a Japón en el 2035, y se situaría como la tercera economía más grande del mundo.
Una depresión en la industria a comienzos del 2008, seguida por los efectos de la crisis global, se tradujo en un PIB de 6.5% en el 2009. A pesar de estar por debajo de su promedio de la última década, este PIB fue el segundo en el ranking de las grandes economías del mundo.
El déficit fiscal de India creció en un 6% entre el 2008 y 2009, debido principalmente a los subsidios necesarios para el petróleo y los fertilizantes, además de programas para la sustentabilidad económica de los agricultores y otro de garantía laboral para el sector rural. Todo esto, sumado a los gastos propios de la reactivación económica.
El 2009, este índice fue igual al 6.1% del PIB, o 8.47 miles de millones de dólares. Mientras que en 2010 -cuyo año fiscal termina en marzo- fue de 5.2%. A pesar de estas cifras se proyecta que para el 2050 la economía de la India será incluso más grande que la de Estados Unidos, en términos de Producto Interno Bruto.
La más grande democracia del mundo, que si bien en la actualidad tiene una cantidad enorme de problemas internos que resolver, desde la desnutrición hasta la falta de educación, la liberalización comercial que data de los noventa, ha empezado a surgir económicamente como pocos se lo esperaban.
India por más de medio siglo desarrolló su economía bajo el modelo keynesiano de substitución de importaciones, como consecuencia de esto el país mantuvo una economía cerrada, que lentamente ha empezado a mostrar signos de apertura.
La apuesta de la economía india hacia el futuro ahora recae por completo en convertirse en la plataforma de servicios de mundo, ante lo que muchos escépticos han comentado que ningún país de la historia post Revolución Industrial se ha convertido en una economía desarrollada sin antes pasar por una fase de industrialización. La India está en camino a demostrar que esa es una percepción errada.
Así, dado a que los costos son sólo una fracción de los occidentales, gran parte de los servicios que se pueden realizar digitalmente -desde servicios de contabilidad, reportes financieros, hasta call-centers-, ya han movido sus centros de operaciones a Bangalore, Chennai, Mumbai o Delhi, las principales ciudades tecnológicas de la India.
El mercado indio de la IT, ha avanzado tan prósperamente que para el 2011 las exportaciones se proyectan por un total de US$80.000 millones de dólares.
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