A pesar de ser uno de los países en el mundo con las ciudades más ruidosas, sus autoridades cuentan con un marco legal que permite el seguimiento y control de los ruidos. A través de criterios especiales para la recolección de información sonora, se ha hecho posible la identificación de zonas críticas.
CONTAMINACION ACUSTICA, JAPON, POLITICAS PUBLICAS ASIA PACIFICOA pesar de ser uno de los países en el mundo con las ciudades más ruidosas, sus autoridades cuentan con un marco legal que permite el seguimiento y control de los ruidos. A través de criterios especiales para la recolección de información sonora, se ha hecho posible la identificación de zonas críticas.Biblioteca del Congreso Nacional de Chile
La contaminación acústica es uno de los desafíos más importantes que enfrentan las grandes urbes del planeta. Existe una conexión evidente entre altos decibeles y su impacto negativo en la salud, la calidad de vida y el estado de ánimo. Aunque la realidad urbana de Japón difiere del apacible mundo rural, hoy los nipones están limitando las emisiones de ruido en todo el país. Más de esta experiencia, en la siguiente nota.
Los problemas acústicos que enfrenta Japón
Si algo caracteriza a la vida en las grandes ciudades es que son excesivamente ruidosas. Independientemente de las diferencias culturales, donde hay altos niveles de tráfico y concentración de personas el silencio es casi un lujo. Ejemplo de ello es Japón, que a pesar de construir una imagen internacional basada en la serenidad, templos, cascadas y jardines zen, fue considerado en 2018 como el país más ruidoso del mundo.
Esta nominación hecha por la Organización Mundial de la Salud (OMS) fue destacada en una publicación de Japan Today, donde se pone de manifiesto que a pesar de que los datos utilizados podrían estar desactualizados, la actividad sonora de las principales ciudades niponas es alta. Si bien la cercanía a varias bases aéreas es una de las causas, el ruido se ha convertido en una de las principales quejas por parte de los ciudadanos ante las autoridades, específicamente la Comisión de Coordinación de Disputas Ambientales.
Entre los ruidos que más molestan a la población están las alertas y la publicidad intrusiva, pero también vendedores que gritan sus ofertas, la música de fondo en las tiendas y cientos de campañas electorales locales. A esto se suma el hecho de que las paredes de las construcciones son delgadas. La nota de Japan Today da cuenta de una anécdota reveladora: en 2008 un médico midió los niveles de sonido en varias estaciones de Tokio. El resultado es que zumbaban a más de 100 decibeles, casi el doble de lo que recomienda la OMS.
Lo cierto es que esta realidad cambia radicalmente en los suburbios fuera de las ciudades, particularmente de Tokio, donde el frenesí de la vida urbana es menor y las ordenanzas han sido particularmente estrictas, al punto de que ninguna persona puede hacer ruido por sobre los 45 decibeles.
En algunos lugares, esta exigencia se aplicó incluso a los niños y niñas. No obstante, y tal como comenta una nota de Independent, recién 15 años después de que entre en vigencia dicha prohibición se excluyó el ruido de los niños y niñas como factor contaminante.
Pero además de este tipo de ordenanzas locales, ¿cómo es el marco legal que regula la contaminación acústica en todo el territorio japonés? ¿Qué medidas están impulsando para reducir los altos niveles de sonoridad en sus principales ciudades?.
Controlar la contaminación para resguardar la calidad de vida de la población
El país nipón cuenta desde 1968 con una Ley de Control del Ruido en Japón (The Noise Regulation Law) que establece estándares y medidas para prevenir y controlar la contaminación acústica. Esta legislación -enmendada en 1999- parte de la base de que con la limitación y regulación de los niveles de ruido en el entorno, se protege el bienestar de la población.
La limitación de los niveles de ruido se aplica tanto a fuentes fijas como la industrias u hogares, como a fuentes móviles tales como el transporte y los automóviles. Asimismo, la ley define límites diferenciados según los horarios, es decir, más estrictos para la noche en áreas residenciales, mientras que permite niveles más altos en áreas industriales o comerciales durante el día. Tales límites se fundamentan en criterios científicos y buscan garantizar un ambiente tranquilo y saludable para la población.
Por ejemplo, para el caso de las fábricas, los límites de ruido varían entre los 40 y 70 decibeles, dependiendo si se trata de una zona residencial, industrial o mixta. En consecuencia, para cumplir con estos objetivos, las autoridades han implementado diversas medidas de monitoreo y fiscalización. De esta manera, el Ministerio del Medio Ambiente es responsable de supervisar la implementación de la legislación en todo el territorio japonés y trabaja en estrecha colaboración con las autoridades locales y otros organismos relevantes.
Principales puntos clave de la legislación
Una forma de monitorear el cumplimiento de la ley en áreas urbanas es a través de los mapas de ruido. Esto no sólo permite consignar los distintos niveles de contaminación acústica, sino también identificar cuáles son las áreas con más problemas. Un informe BCN sobre la normativa acústica en Japón, señala que el proceso para la creación de los mapas de ruido en Japón, supone la puesta en marcha de cuatro pasos:
El primero es la recopilación de datos, para ello se requiere la instalación de estaciones de monitoreo de ruido en lugares estratégicos, como calles transitadas, áreas residenciales, zonas industriales, aeropuertos, etc. Tales estaciones miden continuamente los niveles de ruido y registran los datos.
En segundo lugar, el procesamiento de datos analiza y calcula los niveles de ruido promedio en diferentes momentos del día. Para ello se usan técnicas de análisis estadístico y un software especializado que genera información significativa. En tercero, la creación de mapas propiamente tal, representan visualmente los niveles de ruido en diferentes colores o de intensidad, lo que permite una fácil comprensión y comparación de los niveles de ruido en diferentes áreas. Por lo general, se utilizan colores más oscuros para indicar áreas con niveles de ruido más altos.
Por último, la evaluación y gestión para estimar la situación actual de la contaminación acústica e identificar las áreas donde los niveles de ruido superan los límites permitidos por las regulaciones.
Con esta información, se pueden tomar medidas para reducir la contaminación acústica, como implementar barreras de sonido, regular el tráfico, mejorar la planificación urbana, etc. Ahora bien, en consideración de esta experiencia ¿qué tenemos en la realidad chilena para monitorear y controlar los niveles de contaminación acústica en nuestras ciudades?
Los mapas de ruido para controlar el ruido ambiental en Chile
Desde el año 2010 que nuestro país a través del Ministerio del Medio Ambiente cuenta con una estrategia para abordar el control del ruido ambiental, que cuenta con cinco líneas de acción. Para Igor Valdebenito, jefe del Departamento de Ruido, Lumínica y Olores del Ministerio del Medio Ambiente, aunque hay una línea regulatoria que es muy importante, hay otra línea relacionada con los diagnósticos que es fundamental para el levantamiento de información relativa al impacto en el ruido ambiental.
De tal manera, sobre esta línea comentó que actualmente trabajan con dos instrumentos en la parte de información. “Uno son los mapas de ruido como herramienta, el otro son las redes de monitoreo. Entonces, esa información de cuánto ruido hay y cuánta población es impactada incide en la regulación, que es la línea principal de la estrategia”, señaló.
De igual manera, mencionó que la calidad de los mapas depende de la calidad de la información. Es por ello que desde 2008 cuentan con un software especializado que les permite identificar las fuentes de ruido mediante modelos de propagación. Gracias a ellos han llegado a interesantes hallazgos. “El principal es la parte técnica de cómo hemos aprendido como país a hacer mapas y cuáles son las variables. El segundo hallazgo tiene que ver con la información que hemos logrado sacar del mapa, es decir, las curvas de nivel en un mapa en donde hay diferencias entre los decibeles”, destacó.
Esta diferenciación de decibeles plasmada en los mapas es la información que es analizada y entregada a las autoridades, para que puedan limitar aquellas zonas críticas y, en general, tomar una mejor toma de decisiones sobre esta problemática. “A partir de la superficie podemos obtener la cantidad de población expuesta. Y ese es el parámetro final, saber de acuerdo al mapa cuánta población está expuesta a altos niveles”, explicó.
Consultado sobre los desafíos que existen en materia legislativa para optimizar y ampliar el funcionamiento de los mapas de ruido, aseguró que es fundamental avanzar en la norma de calidad que actualmente se está elaborando. “Tenemos tres normativas que actualmente funcionan bien y son bastante útiles, pero no tenemos normas de calidad. ¿Qué significa esto? Una norma de calidad es una regulación en la cual se establece un nivel o estándar en el ambiente, posteriormente se mide ese valor, y si ese valor de calidad es superado en una zona, se debe declarar la zona como latente o saturada y, eventualmente, un plan de descontaminación o de prevención”, sostuvo.
Sobre este mismo punto aclaró que están actualmente en el desafío de elaborar la norma primaria de calidad para ruido. "Se nos plantea el desafío de que establecer el nivel o estándar. No lo hemos definido aún porque ha sido un proceso bastante estudiado. Tenemos plazo hasta el próximo año para definir este estándar y someter el anteproyecto de la norma a consulta pública. Una vez que se dicte el Decreto Supremo que la establezca, habrá que vigilarla en diferentes puntos de la ciudad y del país. Y como dije, si el estándar es superado en alguna zona, habría que hacer un plan de contaminación o un plan de prevención por ruido", sentenció.
Por equipo Asia Pacífico: asiapacifico@bcn.cl
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