La estrategia de reinserción internacional de Chile durante los noventa consistió en recuperar de forma paulatina el lugar histórico que se había tenido en el sistema global, para lo cual el reforzamiento de los lazos con diversos bloques regionales, en especial con el Pacífico, parecía ser la gran apuesta de nuestra política exterior.
NoneLa estrategia de reinserción internacional de Chile durante los noventa consistió en recuperar de forma paulatina el lugar histórico que se había tenido en el sistema global, para lo cual el reforzamiento de los lazos con diversos bloques regionales, en especial con el Pacífico, parecía ser la gran apuesta de nuestra política exterior.Biblioteca del Congreso Nacional de Chile
La estrategia de reinserción internacional de Chile durante los noventa consistió en recuperar de forma paulatina el lugar histórico que se había tenido en el sistema global, para lo cual el reforzamiento de los lazos con diversos bloques regionales, en especial con el Pacífico, parecía ser la gran apuesta de nuestra política exterior.
Se apuntó a la consolidación de los vínculos ya existentes con los líderes regionales, como la República Popular China y Japón, pero también se apostó por desarrollar una relación con potencias emergentes como Corea del Sur, que ya por esos años era nuestro segundo socio asiático más importante.
En efecto, Corea del Sur es una de las economías de mayor crecimiento en los últimos años, llegando incluso a transformarse en la duodécima economía del mundo y con una población cercana a los 50 millones de habitantes.
Para Chile una asociación comercial con Corea del Sur ha significado el consolidar uno de los principales mercados para nuestras exportaciones, consiguiendo ventajas importantísimas para productos protegidos con altos aranceles; sumado a esto, el aumento en el intercambio comercial entre ambos países, que, según cifras de DIRECON, alcanzó a un 110% a los dos años haber entrado en vigencia el TLC.
Hablamos de una asociación comercial beneficiosa, pero no hay que olvidar el excelente estado de nuestras relaciones políticas y diplomáticas, las cuales han implicado la materialización de acuerdos que han estrechado el trabajo de agencias gubernamentales de ambos países, en el establecimiento de medidas sanitarias y fitosanitarias, telecomunicaciones, movimiento de nacionales, entre otras áreas.
Corea del Sur es un gigante de la región y, por lo tanto, el poder fortalecer lazos con ellos, implica estar a la altura del desafío, debiendo mantener para ello nuestra solidez político-institucional, la estabilidad macroeconómica y la promoción de políticas destinadas a la investigación y al desarrollo, siendo fundamental en este último punto, el profundizar los acuerdos destinados a la expansión de los vínculos en materia de educacional.
Como Programa de Estudios Coreanos de la Universidad de Chile hemos asumido ese compromiso, intentando generar desde la academia el espacio necesario para realizar investigaciones en conjunto con instituciones coreanas, a fin de facilitar el intercambio académico de profesores y alumnos entre ambos países y contribuir así, al incremento de los estudios sobre Corea del Sur.
El primer paso está dado, pero del cómo se enfrenten los retos que impone el participar en un sistema regional dinámico y globalizado como el de la Cuenca del Pacífico, dependerá el aprovechamiento del prestigio y beneficios ganados producto de esta asociación que a esta altura ya es posible denominar de “estratégica”.
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