Nació en Rancagua el 3 de junio de 1919. Hijo de Florencio Castro e Isabel Sofía Palma. Nieto del abogado Pastor Castro Rojas, quien fuera intendente subrogante de la provincia de O'Higgins.

Casado con Nelly Wemys, tuvo cuatro hijos: Patricio, Juan Carlos, Rafael y Baltazar.

Realizó sus estudios primarios y secundarios en el Liceo de Rancagua y en el Instituto O'Higgins de los Hermanos Maristas. Una vez egresado, comenzó a trabajar desde muy joven en el Mineral de "El Teniente", donde llegó a ser jefe de la Sección de Estadística del ferrocarril de este mineral.

Entre otras actividades, se dedicó al cultivo en su Viña Rosafé, ubicada en Rancagua. Aparte, se entregó a la vocación literaria, publicando una serie de obras: "Sewell", "Piedra Nieve", "Un hombre por el camino" y "Mi camarada padre".

Cercanos a las ideas socialistas, formó parte del Partido Socialista Popular. Más adelante, se integró a la Vanguardia Nacional del Pueblo, donde fue miembro del comité entre 1961 y 1969.

En su calidad de hombre de letras, le fue otorgado el Premio Municipal en 1951 y obtuvo "Mención Honrosa" en concurso auspiciado por la Sociedad de escritores de Chile.

Su perfil legislativo se centró en asuntos relativos al mundo del trabajo y a política internacional, en especial del mundo latinoamericano. También destacó en áreas como desarrollo económico y fomento de la educación y las letras.

Entre 1965 y 1969, promovió 206 intervenciones, 3 mociones, y 31 Indicaciones en Sala. Entre sus intervenciones más importantes, se cuenta la emitida en la Sesión Especial N° 40 del 5 de mayo de 1965, y referente a la política internacional de los Estados Unidos sobre América Latina. En su parte más importante, señaló que: “Quisiera, sin el ánimo de pronunciar discursos, que nuestros hermanos de América entendieran alguna vez que la docilidad, la incondicionalidad frente a los negros designios del Pentágono y del Departamento de Estado norteamericano jamás servirán de nada cuando se presenten condiciones difíciles en su país. La política seguida por Estados Unidos en Guatemala, en Cuba y, ahora, en Santo Domingo, nos dice bien a las claras que no hay ni Tratado Interamericano de Defensa, ni Carta de Punta del Este, ni Declaración de la OEA, ni nada que impida a la nación del norte calificar a su amaño al Gobierno de cualquier país.”

En ese mismo período, participó en 22 homenajes realizados a distintas personalidades del mundo político y cultural del escritor y ex diputado Ricardo Latcham, en la Sesión Ordinaria N° 39, del 28 de abril de 1965. En su parte fundamental agregó que: "La literatura chilena de los últimos treinta años debe a Latcham, en su calidad de crítico y ensayista, autor de varios libros y centenas de artículos, el estímulo de su criterio amplio y de una sensibilidad trabajada en el diario vivir, lo que le permitió catar, casi sin equivocarse, en la veta que asomaba cuando un novel escritor ponía en sus manos, temblorosamente, el alucinante parto de la primera producción".